¿Un toque de sal?

NaCl de la buena

Salinas de Añana es un lugar único en el mundo, y cuando digo único parece algo atrevido, pero lo cierto es que Salinas de Añana es uno de los yacimientos salinos de producción humana más antiguos del mundo. Se lleva haciendo sal de forma ininterrumpida desde hace unos 7.000 años y, creedme pues un solo vistazo os encandilará y os llenará de misterio histórico.

Imaginad caminar entre los cimientos de tan ancestral lugar y, si tenéis la suerte de encontraros al gran y último salinero histórico, abrid vuestro cajón de la memoria, pues los relatos y experiencias de tan sabio hombre os serán de gran ayuda, ¡incluso si venís desde la otra punta del mundo!


Y, por si fuera poco, una vez completado el recorrido turístico de la mano y voz de unas guías profesionalmente insuperables, tendréis la opción de descansar vuestra arrugada piel en el precioso spa salino, incluido en la visita.



El valle de Añana está localizado al suroeste de Álava, a tan solo 20 km de Miranda de Ebro y a 30 km de la capital de Euskadi, Vitoria-Gasteiz. El valle se encuentra en un lugar inmejorable, rodeado por montañas majestuosas y la sierra de Árcena, esencia de parque natural de Valderejo, a otros 20 km, pero esta vez, hacia el noroeste, sin olvidarnos a medio camino del palacio de los Varona, fortificación hermosa que data del siglo XV, palacio cimentado en una historia alucinante. Colindante con estas tierras tenemos el salto del Nervión, en coche a unos 30 minutos.

Hay demasiados lugares que visitar, sí y, para ello, se necesita tiempo. Pero para eso están los salineros y las salineras, quienes ofrecen una oferta perfecta para todo tipo de estancias en dos casas rurales (a no ser que forjes amistad con algún pueblerino y te haga hueco en su casa, ¡pues aquí la hospitalidad y la sal van de la mano!). Así pues, Salinas de Añana dispone de Madera y Sal y Gesaltza Etxea, las dos prácticamente vecinas. Las opciones de estas casas rurales, además de facilitar los servicios con una amabilidad desbordante, incluyen paquetes de turismo que te llevarán directamente al Valle Salado con un buen descuento.










Y ya que hemos hablado de sal, faltaría más que no habláramos de comida. La villa dispone de un restaurante fabuloso, Palacio de Añana, en el que la sal juega un magistral papel culinario.


Y si después de tanta sal, andada, descubierta y comida, os entran ganas de beber, estáis de suerte pues con las maravillosas vistas que nos ofrece el Valle Salado, Urgazi Taberna nos calma el placer de beber.


Por último, es obligatorio recordaros que, cada segundo sábado de julio se celebra el gran teatro histórico de Salinas de Añana en el que, a través de un espectáculo de luces, sonido y dramaturgia, os relatan la historia de esta majestuosa villa de una forma original, desde relatos en lenguajes misteriosos y cósmicos de los autrigones hasta épicas arremetidas reales de monarcas navarros.